Segunda píldora de Olly Murs que nos ha convencido tanto como al público inglés, que le mantiene defendiéndose a las mil maravillas entre los grandes lanzamientos navideños.
Al chico siguen manufacturándole al estilo años 50, lo que parece encaminarle al tan denostado "estilo propio" y eso es algo a lo que no oponemos ninguna resistencia. Pero que las apariencias no engañen porque según los créditos el chico se sienta y compone.
Y por si fuera poco los vídeos tiene ritmo y frescura, sin grandes artificios. Así que nosotros no escatimamos en halagos, mientras, nos quedamos recordando con Olly el encanto de los barrios ingleses.