Dejaron el listón bien alto, con uno de los álbumes que mejor rollo despertó hace un par de añitos gracias a cortes como "Shut up and let me go". Y ahora vuelven con un tema que enterraría para siempre la etiqueta indie si no fuera por ese aura de modernidad que parece envolver al dúo.
Bien podría convertirse, al mismo tiempo, en un himno de la pista de baile y del salón de fitness, pero el gran público inglés es tan imprevisible que le hace debutar con un pobre 29.